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es el momento de despertar del sueño auto inducido en el que nos hemos dejado caer, es hora de ver las cosas como son, la verdad detrás de la verdad, el engaño mas grande, la oscuridad profunda en la que esta sumida la Humanidad, es tiempo de ver las cosas y caer en cuenta de que este mundo es Nuestro mundo tambien, es hora de ver que HAY MAS DIOS DENTRO DE CADA UNO DE NOSOTROS, que dentro de los catalogos de productos ofrecidos por las religiones, que HAY MAS CONOCIMIENTO que manejan solo los dueños de este mundo que lo usan en su propio beneficio y ademas no nos dejan ver!!! "Ay de ustedes maestros de la ley que tienen las llaves del reino y ni entran ustedes ni dejan que otros entren en él"

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martes, 26 de febrero de 2013

LA RENUNCIA DEL PAPA BENEDICTO XVI. (Un movimiento estratégico hacia el gobierno mundial de la Era Neoreligiosa)



Desde el año 2010, el propio Benedicto XVI había manifestado la posibilidad de claudicar en su cargo.  El señor Joseph Ratzinger es un hombre muy inteligente y maquiavélicamente astuto. Pero no hay que llamarnos a engaños, que el viejo zorro haya perdido el control del bien aceitado aparato de la Iglesia Católica.  Sus dotes como teólogo, su tan traída y llevada timidez, en absoluto están reñidas –lleva décadas demostrándolo– con su habilidad para guiar férreamente la nave administrativa vaticana en aspectos esenciales. Ni, por supuesto, con su capacidad de cálculo. Dicha capacidad que excede ampliamente, hasta la mente más imaginativa de los guionistas de los estudios cinematográficos de Hollywood.
Apenas se conoció públicamente su renuncia, disciplinados obispos y religiosos de todas partes corrieron a saludar su “valiente” decisión. En muchos de esos casos, hablando también de la “humildad” y la “falta de egoísmo” implicadas en tal decisión. Entonces habría que hacerse un cuestionamiento muy serio: ¿por qué “valiente”?  Si, cuando hace falta valor es porque se enfrenta un peligro o una amenaza u oposición serias. Ya hemos visto que no existen elementos de juicio para pensar así respecto al entorno del papa.  ¿Se subraya solo la valentía de haber renunciado a un puesto tan destacado y habitualmente vitalicio? Tal referencia implica dejar mal a los papas anteriores, en particular a Juan Pablo II (que, mucho peor de salud, resistió dramáticamente hasta el final). Incluso quizá al propio Ratzinger, pues podría entenderse que tuvo que luchar contra su propio afán de poder y de perpetuarse...
Tanta afirmación de “valentía” y virtudes morales, suscrita también por muchos cronistas y comentaristas (católicos o no), y avalada por millones de feligreses ingenuos,  tiene por efecto subliminal, presentar a Ratzinger como una víctima de la Curia y de otros poderes relacionados con el vaticano. ¿Se trata de un efecto buscado también por la supuesta víctima? El subrayo que se iba libremente, cumpliendo así el requisito canónico. Pero en una comparecencia posterior advirtió sobre la necesidad de que se abandone el “egoísmo” en la “Santísima Iglesia Católica” Los cronistas contaron que llamaba a la “renovación” y que volvía a «arremeter duramente contra el poder» (¿Cual poder?, si él lo representaba) lo que sería una «clara referencia a las luchas de poder que se libran en la cúpula de la jerarquía católica». Desde luego, el complemento interpretativo de los grandes medios le viene como anillo al dedo, al Vaticano. Si nos atenemos a las propias palabras del papa – quien ya había previsto de antemano, dicha ayuda periodística–, la traducción que parece imponerse es: “Yo puedo hablar contra el egoísmo y el afán de poder porque con mi retirada estoy dando ejemplo.” Es decir, algo ideal para contribuir a represtigiar ante propios y extraños a una institución, y a un personaje, que arrastran tanto lastre inmoral. 
Todo está mucho más medido y calculado de lo que nos dan a entender. Es la manera de actuar de Ratzinger y tiene sobrada experiencia. Él mismo dirigió todo el proceso del cónclave que, tras la muerte de Juan Pablo II, le acabó eligiendo como papa. Tampoco tendría nada de raro que ya estuviera designado su sucesor.
Durante el reinado de B16 se ha asistido a todo un récord en la “creación” de cardenales (90 en menos de ocho años; proporcionalmente, como ningún otro papa). De los 117 cardenales que elegirán al nuevo jefe supremo, 67 han sido nombrados por él (los 50 restantes, por su compañero Juan Pablo II). He aquí una muestra de su diabólica astucia, tiene la mayoría de cardenales del conclave de su lado.
Sobre estas bases, podemos deducir lógicamente, que su renuncia no obedece de ninguna manera a motivos de salud u ancianidad, más bien es la “jugada Maestra y de Mayor alcance” que un Papa haya llevado a cabo. Toda ella al servicio, no tanto suyo (aunque seguramente él disfrute jugándola), como de su querida Iglesia Católica. En esa institución se subordina todo, empezando por las personas (jerarcas también), al sacrosanto afán de poder. Si es necesario, con sacrificio personal incluido Esto llega en ella a un grado desconocido en cualquier otra entidad de poder. De ahí su éxito diferencial.
En algún momento, quizá incluso antes de liderar la ICR, Ratzinger se dio cuenta de que él no sería un papa definitivo. La edad ya le desbordaba y carecía del carisma suficiente. No quiso, por supuesto, perderse la gloria de asumir el papado, pero tampoco renunció con ello a un legado de mayor enjundia todavía. Sería un papa de transición sí, pero no una transición cualquiera. ¿Por qué iba a limitarse a ser cerebro en dos reinados pudiendo serlo en tres? Máxime si el tercero se le aparecía con tantas expectativas...
Estas semanas, los medios nos venden una imagen mítica de un papa que renuncia tras llegar a sentirse asfixiado por un ambiente demasiado hostil (y/o demasiado procaz, según las variantes más sensacionalistas_). El cuadro de un hombre de fuertes convicciones y humildad genuina que prefiere la paz de un convento de clausura a la atmósfera enrarecida de la Curia, las altas finanzas y la alta política. Para mayor aderezo de la novela heroico-victimista, nos hablan de intrigas, masones y puñaladas traperas contra el “revolucionario limpiador”. Pero no dicen la verdad, pues, aparte de especular y exagerar sin apenas fundamento, omiten mencionar responsabilidades –incluso propias– que el señor Ratzinger nunca ha depurado.
La escena esta lista, el decorado, las luces y todo el andamiaje para proyectar al mundo la película épica, que hará “renacer” las esperanzas en la humanidad. Todo preparado con antelación, y llevado a cabo con la precisión de un neurocirujano.
¿Cómo será el nuevo Papa?  Habrá de estar adaptado a lo que Ratzinger llamó ya hace años la “era neopagana” (amor al dinero, placer, poder... pero también sed de Dios). Y, más específicamente, al momento actual de la historia que los Poderes Terrenales (con el propio papado, sobre todo entre bastidores) han venido modelando. Un momento caracterizado por el Caos creciente y programado. En el cual la neorreligiosidad será cada vez más determinante. Lo que la gente debe estar preparada, es que el nuevo Papa deberá ser definitivo, habrá de ser alguien muy dinámico, incluso juvenil, que despierte ilusión en un mundo angustiado por la “crisis” y las guerras. Para lo cual convendrá que, además, irradie pureza –que no tenga la cara de malo de Benedicto XVI– después de tantos años salpicados por desórdenes financieros y escándalos de pederastia en el ámbito de la Iglesia Catolica; y fuera de este, por una confabulación para destruir la economía mundial a la par que en todas partes medran los corruptos y oportunistas.
Así pues, podemos concluir que la renuncia de Ratzinger es una prueba real de que hay serios “movimientos telúricos” por detrás del escenario. De que se avecinan horas decisivas y el Vaticano quiere estar en primera línea para afrontarlas. Ahora seguramente los acontecimientos se precipiten, y no solo porque pronto habrá un nuevo papa. Inevitablemente, parte de ellos se nos escapan. Llaman la atención las prisas del propio Benedicto por celebrar el cónclave, adelantándolo si es preciso. La excusa aducida, un tanto pobre, sería evitar las “quinielas” sobre los candidatos a sucederle.
Es probable que Ratzinger aún pueda contemplar todo esto, o buena parte de ello. Pero no lo es tanto que se limite a ser espectador. En el fondo, más que un paso atrás, con su renuncia estaría dando un paso al frente. Sea como fuere, su Vaticano ya esta actualizado y listo otra vez para lo que se (nos) viene encima: el Nuevo Orden Mundial que será impuesto con la excusa del Caos que llevan tiempo sembrando. 




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