La ontogénesis del cerebro humano le capacita para poder alterar las funciones mentales en base a la educación e información exterior, incorporando esos datos como condicionantes en su forma de relacionarse con su medio y su comunidad. Los datos aportan nuevos enlaces que permiten ir extrayendo de los inconscientes elementos necesarios para estructurar la conciencia. En la práctica podemos dar por buenos ciertos datos que nos satisfacen, pasarlos por alto y no entender desde nuestra parte consciente cómo es posible que el resultado final no sea el planteado en su origen. La razón: deseamos desde nuestro inconsciente que lo bueno se cumpla. También podemos observar comportamientos humanos en individuos que son incapaces de tener en cuenta el impacto de sus hechos en la línea del tiempo o de cómo van a afectar sus actos emocionalmente a otros. Si bien sienten que pueden hacerlo no fomentan ni refuerzan esas facultades de su función mental. Esto se evidencia por el sentimiento de vacío interior, producto de la sensación de que tenemos potencial para seguir creando y creciendo, haciendo nuevos caminos, pero no existen estímulos para ello. La razón principal de esto es porque no hemos desarrollado la capacidad de entendimiento, ya que la mayoría se responde, por qué ha de gastar energías en entender ciertos aspectos de la vida, que por otros medios se resuelven más fáciles y de manera económica, en otras palabras para que complicar la vida.
Si analizamos lo anterior, la manera de explicar de la ciencia, las definiciones acerca de la conciencia, observaremos que estas no difieren casi en nada con lo espiritual, en cierta forma la psicología y la neurociencia dicen, que la conciencia es el saber lo que es bueno o malo, sea para nosotros mismos, sea para nuestro entorno social y nuestro entorno natural. Yo diría:” la búsqueda del equilibrio entre el bien y el mal, es lo que hace que despertemos de nuestro letargo, ya que esta búsqueda abriría nuestras capacidades de entendimiento, por lo tanto la comprensión de nuestras existencias se vería enriquecida por los datos que le suministrásemos a nuestra mente”. La cual, procesaría esta información, otorgándonos herramientas que nos permitirían empezar a despertar, del estado de suspensión psíquica en el cual nos desenvolvemos, guiados por el inconsciente colectivo, que a su vez es dirigido por esa minoría, que gobierna sin ninguna clase de escrúpulos, la vida de casi la totalidad de la humanidad.
Los grandes cambios se avecinan, y si no estamos preparados, me temo que no sobreviviremos. Es por eso que se hace imprescindible que logremos despertar y tomar conciencia, para poder adaptarnos a las vibraciones energéticas, que regirán después de estos grandes cambios. A pesar de que hoy en día existe una mentalidad abierta para temas espirituales, mística o esotérica, la conciencia espiritual de la humanidad se encuentra muy baja, vivimos en un mundo donde la guerra es una solución a los conflictos, la cacería es un deporte, donde los toros es una fiesta, así mismo en los medios masivos de comunicación, la exaltación a los anti valores como la violencia, el engaño, la mediocridad y todo lo demás, se entiende como entretenimiento. Y lo más aberrante aun, es que en muchos países todavía se utiliza la pena de muerte, condición reservada para los asesinos, no dándose cuenta de que también se convierten en asesinos, bajo la premisa de justicia. El tema de la espiritualidad ha venido en crecimiento en estos últimos lustros, pero desafortunadamente, la gran mayoría la ha tomado como una moda, y no como una forma de vida.
Galileo Galilei, uno de los hombres notables de este mundo, afirmo: “No se puede enseñar nada a un hombre…..solo se le puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo”. La conciencia es algo que está dentro de nosotros, que existe aún sin que nosotros nos propongamos utilizarla, lamentablemente la gran mayoría no la utiliza, y esto es porque prefieren estar dormidos. Que difícil se le hace al ser humano despertar y aún más difícil y doloroso enfrentarse a sus equivocaciones. El reconocer que estaban equivocados y lo más triste, no hacer nada por corregir o enmendar estos errores.
TOMADO DE: DESPERTAR Y RENACER: UNICO CAMINO
CAPITULO TERCERO,: EL CANDELABRO 2012
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