Existe un informe
policial muy secreto de antes de la segunda guerra mundial, en el cual se
detallaba que Adolf Hitler era hijo ilegitimo de María Anna Schicklgruber,
quien trabajo durante años en la casa del Barón Salomón Mayer Rothschild, como
cocinera y empleada domestica. Además esta el informe del doctor Walter C.
Langer, psicólogo al servicio del Tercer Riech y quien además oficiaba como
doble agente para la OSS de Estados Unidos (Organización precursora de la CIA),
un informe muy bien fundamentado y con pruebas confiables de la consanguineidad
existente de Hitler con el Barón de Rothschild, en otras palabras el Barón,
sería el abuelo paterno de Hitler. Estos sucesos acontecieron en Viena, capital
de Austria, donde el Barón de Rothschild
abrió un Banco en 1821, dando inicio al desarrollo de poderío financiero en
esta región de Europa.
En cuanto a
María Anna Schicklgruber, abuela de Hitler, abandono Viena estando embarazada
en el año 1837, posteriormente dio a luz un hijo a quien le puso el nombre de
Alois, quien conservo el apellido de su madre por muchos años, a pesar que ella
había contraído matrimonio con un panadero llamado Johann Georg Hiedler, cuando
Alois contaba con solo cinco años de edad.
Sin embargo a los cuarenta años. Alois por recomendación de su tío
Johann, quien le ofreció legitimar su apellido. A merced de la escritura
ilegible del párroco encargado del registro de nacimientos, Hiedler, se
convirtió, intencionadamente o no, en Hitler.
Hitler, descubrió sus nexos con la familia Rothschild y restableció el
contacto con la familia, Esto explica el enorme apoyo económico que
recibió de la banca internacional vinculada la familia Rothschild durante su
ascenso al poder. También, por otra parte, que la familia de banqueros no
sufriera durante el Holocausto. La nueva Enciclopedia Británica lo define
así: «Los Rothschild, sobre todo los Viena y París, mantuvieron la unidad
familiar necesaria para hacer frente y las grandes tragedias durante el periodo
nazi» No existe la menor duda de que el ascenso de Hitler al poder
dependía del gran apoyo prestado por los principales bancos alemanes (la banca
Schroeder de Colonia, el Deutsche Bank, el Deutsche Kredit Gesellschaft y la
firma de seguros Allianz). Concretamente, en 1943, el Deutsche Bank concedió a
Hitler distintos créditos, a saber: 150 millones de marcos para la industria
aeronáutica; 22 millones a la BMW; 10 millones a Daimler-Benz (Mercedes). Es
muy probable que Hitler rompiera sus vínculos con las sociedades de Vril y
Thule porque no quería comprometer los préstamos que recibía vía Rothschild,
familia que no estaría conforme con las teorías y afirmaciones raciales de los
nuevos años.
A pesar de
las claras intenciones de nacionalizar y limitar el poder de los negocios y
finanzas internacionales, Hitler tuvo pocos problemas para conseguir
financiación de empresas que veían al nacionalsocialismo como alternativa al comunismo.
De hecho, poderosos empresarios de los círculos industriales y bancarios de
occidente aseguraron el éxito de Hitler.
Es más, cuando en 1932 perdió las elecciones en favor del veterano héroe
de guerra, el mariscal de campo Paul von Hindenburg, treinta y nueve
empresarios, entre los que estaban los Krupp, Siemens, Thyssen y Bosch,
firmaron una solicitud dirigida a aquél pidiéndole que diera a Hitler el cargo
de canciller de Alemania. Este «arreglo», que colocó a Hitler en el Gobierno,
fue elaborado en casa del banquero Kurt von Schroeder, el 4 de enero de 1933.
Según un tal Eustace Mullins, a dicho encuentro acudieron los estadounidenses
John Foster y Allen Dulles (Quien sería el primer director de la CIA y uno de
los mas fieles servidores de los Rockefeller y de los Rothschild) del gabinete
de abogados neoyorquino Sullivan y Cromwell —representante del Banco
Schroeder—. Un año después, Rosenberg —que representaba los intereses de Hitler
en Inglaterra— se reunió con el gerente del Banco Schroeder en Londres, T. C.
Tiarks, a su vez director del Banco de Inglaterra. Este banco alemán actuaría
como agente financiero de Alemania, tanto en Gran Bretaña como en Estados
Unidos.
Hitler, por
su parte, había prometido a la familia de banqueros que erradicaría el
comunismo en el país. Con el beneplácito de aquellos, el 30 de enero de 1933,
Hitler fue nombrado canciller por el ya senil presidente Hindenburg. Una semana
después, sobrevino el incendio del Reichstag (Parlamento alemán), en Berlín. La
provocación del siniestro fue atribuida a los comunistas, justificación
necesaria para que Hitler fuera investido de poderes absolutos gracias al
decreto llamado «Ley para eliminar la ansiedad del pueblo y del Estado». Tras
la muerte de Hindenburg, el 2 de agosto de 1934, Hitler fusionó la Presidencia
y la Cancillería y se autoproclamó comandante en jefe de las fuerzas armadas y
líder absoluto (Führer) de toda Alemania. A pesar de su antisemitismo
declarado, los nazis encontraron apoyos en Gran Bretaña, incluso en el Banco de
Inglaterra, controlado por los Rothschild.
El día de Año Nuevo de 1924, el
destino económico de Alemania fue decidido en Londres en el transcurso de una
reunión celebrada entre Hjálmar Schacht, el nuevo comisionado del Reich para
las finanzas internacionales y Montagu Norman, gobernador del Banco de
Inglaterra. Schacht reveló la dramática situación económica del país y propuso
abrir un banco de crédito, el segundo después del Reichsbank, que emitiría
billetes de banco en libras esterlinas. El astuto Schacht pidió a Norman la
mitad del capital de este nuevo banco. En este sentido, es sorprendente
imaginar el alcance de esta medida, que permitiría la colaboración entre el
Imperio Británico y Alemania.
Otra
situación que lo sorprenderá amigo lector es la ayuda que la familia
Bush prestó al dictador, y en concreto el abuelo del presidente George W. Bush,
Prescott Bush, miembro también de Skull & Bones, la sociedad secreta de los
Illuminati. Según algunas investigaciones recientes, Prescott y el abuelo materno
de George W. Bush, George Herbert Walker, financiaron a Adolph Hitler durante
la Segunda Guerra Mundial. Walker era presidente de Unión Banking Corporation,
una firma que comerciaba con Alemania y que ayudó a los empresarios alemanes a
consolidar el poder político de Hitler. Finalmente, la Unión Banking se
convirtió en una máquina de blanquear dinero.
(Continuara)
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